Esta ruta discurre por un paisaje que combina el terreno agrícola con zonas de monte donde abundan los bosques y pastos esclerófilos. En la zona destacan varias caleras abandonadas y ruinas de épocas romanas, y la famosa Chaparra del Romero, una encina centenaria.
Ruta de gran interés natural por la gran diversidad de especies que habitan la zona. Destacan especialmente la fauna herpetológica (anfibios y reptiles) de los puntos de agua, las aves rupícolas y varios endemismos de flora bética como la lavanda lanuda, el piorno de crucecitas, el narciso bético, el labiérnago bético o la linaria anticaria.
Recorrido por un paisaje que combina el terreno agrícola, el bosque mediterráneo de encinas y los pinares con dolinas y lapiaces en el Tajo del Sol. Podremos ver fauna de bosque frondoso y cantiles.
Ruta que nos conduce hasta el pico más alto de Parapanda discurriendo por caminos, pistas y campo a través, para disponer del mejor mirador natural. A nuestro paso podremos admirar algunas de las cimas de Parapanda, los lapiaces y otras formaciones geológicas, singulares aves de montaña y hasta observaremos unas minas de óxido veteado (falsa ágata).
Discurre esta ruta en su mayor parte por un monte con encinares en regeneración donde nos será fácil observar la fauna típica de los arbustos y bosques esclerófilos (rabilargos, currucas, torcaces, tarabillas, perdices, críalos, alcaudones, chotacabras…).
Algunos de los meandros del río Genil, a su paso por el municipio (en este caso por Brácana), conforman paisajes singulares y posiblemente, los bosques de ribera mejor conservados en la provincia de Granada.
Ruta utilizada por los habitantes del pueblo de Alomartes en su romería o «día de la merendica», como es conocida esta festividad, celebrada el día 1 de febrero, en la que los habitantes del pueblo pasan el día con sus familiares comiendo en el campo.
El desconocimiento del entorno puede suponer un importante escollo para poder valorarlo en toda su extensión. Del mismo modo que al caminar por las calles de una ciudad, no sólo obtenemos información de las señales indicativas y los datos históricos de una guía, sino que percibimos el ritmo de vida y la actividad de sus habitantes, cuando hacemos senderismo por el monte penetramos en un entorno densamente poblado en el que sus habitantes, en su vida cotidiana, dejan múltiples señales que, con un poco de atención y entrenamiento, pueden revelarnos los detalles de su conducta y la riqueza ecológica del medio.